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TRANSICIÓN A PATERNIDAD…

La transición a una nueva paternidad

Por: Mónica Fragoso Maldonado

Estimados lectores, haciendo una revisión de los cambios en materia de igualdad social, podemos insistir en varios temas que nos ayuden a obtenerla, pero en realidad hay uno del que poco se habla y que resulta fundamental para el cambio que la sociedad requiere: me refiero a las nuevas formas de concebir la paternidad.

Normalmente, cuando analizamos el tema desde un punto de vista tradicional, la figura del padre en la familia y la sociedad tradicional se reduce solo a la de ser “proveedor monetario”, y en ocasiones, al que “ayuda a las tareas de crianza”, o definitivamente ser una figura meramente ausente, lo que conlleva a muchos de los problemas que enfrentamos en la sociedad.

Para que en una sociedad exista la igualdad, no sólo se debe de hablar de maternidad sino también de paternidad y abordar de manera clara y precisa cuál es la nueva paternidad que se requiere en estos tiempos, primero rompiendo con este concepto tradicional que reduce la figura paterna; podemos empezar con decir que la paternidad responsable implica un involucramiento activo de los padres, no sólo en la provisión de recursos económicos para alimentos (salud, escuela, diversión, entre otras), sino también en la crianza de forma activa.

Incluso la reivindicación de la paternidad se ha establecido como uno de los objetivos para el desarrollo sostenible de la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales.

Reivindicar la paternidad implica darle su verdadero significado, pues ser padre va más allá de engendrar y dar manutención; el padre es fundamental para acompañar a su hijo en el crecimiento de este, guiarlo en cada etapa de su vida, protegerlo y aconsejarlo independientemente de la condición de la relación con la madre.

Existen diversos estudios que nos indican que la vinculación y distribución equitativa de tareas de crianza de los padres y madres no sólo propicia un buen desarrollo biológico y psicosocial de sus hijos, sino que también impacta en el acceso de oportunidades de desarrollo en los miembros de la familia, puesto que cuando las responsabilidades son compartidas se abren posibilidades para realizar acciones complementarias que aumenten el bienestar personal y familiar traduciéndose en desarrollo de capacidades que potencialicen a los integrantes de la familia.

Cuando la paternidad no se ejerce de forma responsable, es una de las principales causas de los problemas sociales y psicológicos que enfrentamos las personas, entre ellos: pérdida de valores, depresión, falta de auto aceptación, desvinculación, delincuencia, pobreza, subdesarrollo social, entre otras; de ahí la necesidad de involucramiento de la sociedad en dignificar el papel de madres y padres en la crianza de sus hijos.

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